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Poder y Ética, nuevos viejos dilemas de la política Argentina.

Actualizado: 26 abr 2021

Por: Fernando Vallejos

Analista Político y Director de Sensum Consultora Política y Empresarial.


El Poder y la Ética son enemigos naturales. Desde sus orígenes hay tensiones, conflictos y límites en la relación. Argentina es por mucho, un adelantado en la construcción de marcos legales que resguardan el bien común, que protegen el Statu Quo del Estado y de los límites entre Poder y Ética.

La ley suprema en su artículo 19, estable una primera premisa, no serán juzgados los actos que no dañen el orden y la moral pública. Más adelante en su artículo 53 y 55 establece el orden para poder acusar al presidente o sus ministros de algún tipo de delito o incumplimiento a su deber que haya dañado al Estado argentino y sus ciudadanos.

La Ley 25.188/1999 Ética de la función pública de Argentina tiene como objetivo enmarcar el deber de un funcionario público en referencia a los bienes del estado. A su vez en el capítulo II, artículo 2 exhorta al funcionario en el inciso d) a[1] No recibir ningún beneficio personal indebido vinculado a la realización, retardo u omisión de un acto inherente a sus funciones, ni imponer condiciones especiales que deriven en ello.

El marco legal es rico en sí mismo, pero como nuestra intención es otra y no vamos a hacer una exegesis jurídica de los textos citados supra, es más bien una manera de iniciar, de marcar la cancha, de entrever en principio, que la letra muerta no es el problema, y sí, la realidad política, que se ha impuesto independientemente de la ideología gobernante.

Retrocediendo un poco al pasado nos encontramos que una buena cantidad de pueblos de la antigüedad, eran gobernados por un poder teocrático, que se manifestaba en forma de una deidad, a veces encarnada. Fue así para los egipcios, los fenicios, los caldeos, los babilónicos. A su vez con el pueblo hebreo se inició otra lógica de poder, comenzó a cambiar, la figura divina continuaba gobernando, pero distante, no era corpórea, por sí, se manifestaba a través de epifanías en ciertos individuos, algunos llamados de sacerdotes, otros de profetas, a pesar de los títulos estos fueron quienes guiaron a sus pueblos en busca de la libertad.

Durante el mismo período, en otro punto geográfico y bajo otra cultura, iluminada por el eón de la razón, elevó a los filósofos griegos como Sócrates y Platón, quienes se aproximaron mucho a los objetos que envolvían la vida política de esa época. Pero fue con Aristóteles donde hubo una exposición sistemática y objetiva de lo que se entendía por Poder y Ética. Los escritos nicomaquios dedicados a su hijo, esboza dos cuestiones, por un lado entiende a la Ética como un acto individual que rige la moral, es a su vez objeto propio, por el otro entiende que la política es la suprema ciencia, que cuida el bienestar de la comunidad, superando la individualidad y alcanzando la sociabilización.

Al finalizar la edad antigua, la religión de los nazarenos había tomado y conquistado grandes espacios políticos en el imperio romano y luego durante buena parte del imperio sacro romano germánico de Carlos Magno. Los eventos que se siguieron solo acentuaron, extendieron y privilegiaron al cristianismo. El quiebre de 1512 inicio un proceso debilitamiento eclesiástico y en 1531 la religión pierde casi por completo la influencia que ejercía sobre el poder del monarca basado en la ética cristiana. La obra “El Príncipe” de Maquiavelo, pone fin a esta relación que ocasionó oscurantismo durante toda la edad media. Ahora la política era entendida como autónoma de la idea neoplatónica y de moral religiosa.

Con el Renacimiento los antiguos escritos filosóficos volvieron a ponerse en juego. Es aquí donde el contractualismo europeo, (Hobbes, 1588-1679. Spinoza, Baruch. 1632-1677. John Locke, 1632-1704. Jean-Jacques Rousseau, 1712-1778). nació con la idea de poner fin al estado de violencia natural, buscando fundamentar la necesidad de un contrato entre el gobernante legítimo y la sociedad. Pero no es hasta la llegada del Barón de Montesquieu (1689-1755) quien, logra establecer un orden legítimo a la separación de los poderes, la epopeya fue posible por el estudio que hizo del comportamiento de las sociedades antiguas y contemporáneas.

Lo desarrollado hasta el momento, evidencia como el poder y la ética han estado presentes en las discusiones intelectuales. Por otro lado el surgimiento de los estados democráticos encausó muchas de las cuestiones tratadas por los clásicos de la filosofía política. Y a su vez posibilitó problematizar nuevos escenarios, analizar el poder con lentes modernas.

Michel Foucault planteo en sus estudios que, el poder al encontrarse con la libertad que brinda la democracia, ocasionando una agonía. El poder entonces se potencia, y no desde un único lugar, sino que está presente en toda relación social. Así también explica como el Estado a través de la disciplina y el control social intenta por medio del castigo homogeneizar los cuerpos dóciles. El castigo no es otra cosa que un sistema doble: gratificación-sanción (Foucault, 1975).

En Madrid en el año 1977, Manuel Osorio le realizó una entrevista a Foucault. Del total de las preguntas de aquel día resaltamos la siguiente.

Usted dice que hay un poder jurídico y que existe lo extrajurídico donde también se opera un poder. ¿Y la relación de todo esto sería el poder? A lo que este respondió: Sí, son las relaciones de poder. Como usted bien sabe, las relaciones de poder son las que los aparatos de Estado ejercen sobre los individuos, pero asimismo la que el padre de familia ejerce sobre su mujer y sus hijos, el poder ejercido por el médico, el poder ejercido por el notable, el poder que el dueño ejerce en su fábrica sobre sus obreros. (Foucault, 1994).

A su vez Claude Lefort mantiene la misma línea conceptual, de entender las relaciones sociales como relaciones de poder. Este afirma que la sociedad sabe que está dividida y que el poder no puede petrificarse en una sola persona, el poder aquí parecería ser un lugar vacío. En su entrevista a Le Monde el 7 de noviembre de 1977 respondió lo siguiente a Christian Descamps: En pocas palabras, la sociedad no se define como una unidad sustancial, como un cuerpo. La misma razón hace que el lugar del poder permanezca simbólicamente vacío y que la naturaleza de la sociedad permanezca indeterminada. Como el poder no puede petrificarse en un órgano por encima de la sociedad – incorporarse a la persona de un príncipe (gobernante) o a un órgano colectivo-, existen fuera de él plenamente reconocidos, un polo de la ley y un polo del saber. Bajo esos polos se desarrolla una dinámica de los derechos y una dinámica del conocimiento.

A simple vista se observan los parecidos de familia entre Foucault y Lefort, para el primero los conflictos entre libertad y poder o entre el poder judicial y extrajudicial, este emanado de la primera, son elementos que conforman un dualismo que lleva a los aparatos del Estado a ejercer un tipo de poder, sin importar el nivel, a esto llamó, microfísica del poder. Para el segundo también existe un dualismo que genera, por un lado un vacío en el poder, ya que este no se lo puede localizar en una única embestidura, sino que la ley y el saber generan en los regímenes democráticos canales por donde fluye el poder.

Por su parte el filósofo contemporáneo Byung-Chul Han en su libro “sobre el poder” esboza un concepto que nos será de utilidad para reflexionar más adelante sobre el contexto político actual de la Argentina, el hecho fue titulado por los medio de comunicación como vacunagate. Dice Han sobre el poder:

Es un signo de poder superior cuando el súbdito quiere expresadamente, por sí mismo, lo que quiere el soberano, cuando el súbdito obedece a la voluntad del soberano como si fuera la suya propia, o incluso la anticipa. […] Un poder superior es aquel que configura el futuro del otro.

Esta apreciación sobre cómo se ejerce el poder está en plena sintonía con el concepto de Weber; Poder significa; la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. Byung-Chul Han observa y agrega, El poder no se opone a la libertad (pero lo limita)

La idea de presentar este desarrollo en parte histórico y en parte conceptual nació cuando se dieron a conocer los hechos del vacunatorio vip en la política nacional, luego en algunas provincias y municipios. Lo ocurrido jamás espantaría a una mente que observa la realidad social de la argentina, era algo hasta esperado. La devastación moral y ética está en todos los niveles, pero también en el pueblo. La viveza criolla, es un matiz aceptado, quedarse con lo ajeno es de vivo, es aprovechar la oportunidad, aunque sea una oportunidad para demostrar el bien, hemos elegido siempre el mal, o por los menos en la mayoría de los casos.

En conclusión, si el propio presidente recurre a una lógica de violación de la norma no escrita, enunciando en su discurso en su visita a México; que no hay ley que prohíba saltarse la fila. ¿Qué podemos esperar de los demás? ¿Qué hacer o decir cuando un ministro de salud circula con vacunas sin un permiso ni siguiendo los protocoles establecidos? ¿Qué hacer cuando la amante de 18 años de un Intendente se salta la fila, y que además aparece como personal esencial? Eso es la Argentina que no queremos ver, pero es la realidad que nos inunda, nos tapa y nos ciega y aunque inundemos las redes sociales y los canales de televisión con nuestra queja, demostrando desaprobación, mañana seguiremos siendo los mismos.

Las tensiones entre la Ética y la Moral a causa de una política sin transparencia, continuará hasta que la sociedad se transforme, y el hastío se vuelva revolución moral, con la educación como pilar. Pero en cuanto eso no pase, seguiremos siendo moralmente flexibles - éticamente incorrectos - políticamente incorregibles.





[1] Agregado personal.

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