Esto no se termina hasta que yo gane, es una frase muy utilizada por el conferencista Les Brown para animar a las personas a salir de su zona de confort y luchar por sus sueños.
Durante una campaña electoral el espíritu dominante sobre el equipo y el candidato debe ser este, mente y espíritu de ganador. Ergo de haber logrado el objetivo, ya sea un escaño o el cargo más alto del ejecutivo, el espíritu debe ser acompañado de las alianzas estratégicas para asegurar la gobernabilidad.
Un buen gobierno es aquel que mantiene sus prioridades bien publicitadas, sosteniendo como fuerza defensiva la capacidad de autocrítica.
Desde el 11 de agosto el gobierno de Cambiemos inició el camino a una muerte anunciada. Los errores de comunicación se acentuaron cuando el Presidente Mauricio Macri; colocó la culpa de la derrota en los votantes y los mandó a dormir. Durante toda la semana del 12 al 16 se hicieron algunos anuncios, que algunos la denominaron de populistas, pero teniendo en cuenta que el populismo es una actividad similar a la inflación; un fenómeno que se extiende en tiempo y espacio de forma generalizada. Luego las medidas de Macri son más bien populares, con el objetivo de ganar adeptos para el 27 de octubre en las elecciones Generales.
La cuestión es, como dicen algunos, mucho más compleja de lo que parece. Muchas de las medidas adoptas fueron vista desde el interior del partidario del PRO, como perjudiciales y contrarias a los que se viene discursando desde el 2015.
La molestia del círculo interno de cambiemos comenzó a presentarse cuando el ex presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó su papers; Macri´s Macro: The Meandering Road to Stability and Growth, donde hace una crítica a determinadas acciones llevadas adelante hicieron que el plan económico fallara. Hace unos días otro ex presidente del BCRA, Carlos Melconian, criticó al gobierno diciendo que más allá de los resultados de las PASO, era un periodo de transición no política, sino económica.
Volviendo al escenario electoral de espíritu y mente firmes en mantenerse como ganadores, aparecen las tres primeras encuestas nacionales, que vuelven a dar un golpe fuerte al oficialismo. Las tres encuestadoras, muestran a Alberto Fernández superando a Mauricio Macri entre 12 y 17 puntos porcentuales.
Retomando los ejes que expusimos para la gobernabilidad, nos deparamos que, 1) La Propaganda fallo, lo que significa que no comunicaron correctamente a los diferentes segmentos según sus patrones. 2) Cuando se es gobierno, el poder de mantener la autocrítica es una herramienta útil, siempre y cuando no se abuse de ella, como se dio durante los 4 años de gestión de Macri. 3) Luego de la derrota en la elección de candidatos (las PASO) el espíritu de ganador, debería haberse potenciado, la comunicación de crisis tendría que haber mostrado lo que nuestro sistema político sostiene, un presidencialismo fuerte. 4) Cuando se generan fisuras internas, se pierde el rumbo, la crítica vino de arriba y provoca en las bases confusión, perdiendo lineamentos estratégicos que hacen retroceder todo el armado político perjudicando las alianzas futuras.
La muerte anunciada se produjo desde que los propios líderes del PRO y hasta el presidente Mauricio Macri se dieron como perdedores ante si quiera de comenzar el juego y como esto es política, la cosa se agrava más.
Lo que nos queda preguntar es ¿hay esperanzas, posibilidad y probabilidad de revertir lo que se viene presentando? Quitando lo probable, les queda, “la gran batalla, pero no pueden perder un minuto más” (Napoleón, Bonaparte).